Después de observar y realizar algunas preguntas a los dueños de las respectivas habitaciones y en algunos casos a los familiares. Encontramos una serie de datos interesantes que nombraremos a continuación:
Con fundamento en la respuesta de nuestros colaboradores, consideramos que cuando hablamos de dormitorio, ellos lo definen como “su espacio personal”. En el cual pasan mayor cantidad de tiempo cuando están en su hogar. Este hecho puede ser porque al estar ahí disfrutan de la libertad de ser ellos mismos (backstage). Cuando esto sucede ellos no tienen que entrar en escena como se afirma en el texto de Goffman, al contrario se dan un tiempo para ellos, leer, arreglarse, etc. Sin embargo, cuando alguien más ingresa al dormitorio, los encuestados adoptan el papel de dueños de la habitación y entran de nuevo en acción. Algunos son amables con sus invitados, pero a otros les incomoda y actúan de manera indiferente.
Además, estos nos cuentan como lo adecuaron poco a poco más a su estilo conforme iban creciendo y cambiando de gustos y formas de pensar, es decir estaban construyendo su "self". Esto se veía reflejado en medida que plasmaban etiquetas e instrumentos alrededor de todo el espacio, de manera que al permanecer ahí se sienten identificados y cómodos por ser ellos mismos.
Es preciso aclarar que no hay necesidad de tener una alcoba personal, pues este no es impedimento para estampar su huella particular como dimos a conocer en el caso de los dormitorios compartidos. Ya que, de una u otra manera siempre hallamos un elemento que los identifiquen directamente (fachada personal). Así mismo, relacionamos al self en cada espacio visitado, puesto que todos nuestros cooperantes resaltaron el concepto de apropiación del área al marcar su territorio con objetos que los caracterizan.
Con fundamento en la respuesta de nuestros colaboradores, consideramos que cuando hablamos de dormitorio, ellos lo definen como “su espacio personal”. En el cual pasan mayor cantidad de tiempo cuando están en su hogar. Este hecho puede ser porque al estar ahí disfrutan de la libertad de ser ellos mismos (backstage). Cuando esto sucede ellos no tienen que entrar en escena como se afirma en el texto de Goffman, al contrario se dan un tiempo para ellos, leer, arreglarse, etc. Sin embargo, cuando alguien más ingresa al dormitorio, los encuestados adoptan el papel de dueños de la habitación y entran de nuevo en acción. Algunos son amables con sus invitados, pero a otros les incomoda y actúan de manera indiferente.
Además, estos nos cuentan como lo adecuaron poco a poco más a su estilo conforme iban creciendo y cambiando de gustos y formas de pensar, es decir estaban construyendo su "self". Esto se veía reflejado en medida que plasmaban etiquetas e instrumentos alrededor de todo el espacio, de manera que al permanecer ahí se sienten identificados y cómodos por ser ellos mismos.
Es preciso aclarar que no hay necesidad de tener una alcoba personal, pues este no es impedimento para estampar su huella particular como dimos a conocer en el caso de los dormitorios compartidos. Ya que, de una u otra manera siempre hallamos un elemento que los identifiquen directamente (fachada personal). Así mismo, relacionamos al self en cada espacio visitado, puesto que todos nuestros cooperantes resaltaron el concepto de apropiación del área al marcar su territorio con objetos que los caracterizan.